viernes, 21 de septiembre de 2012

Antídoto para una adaptación difícil






 Con la llegada de septiembre llegan las clases; y cada curso se incorporan al árbol escolar los más pequeños del sistema. Su presencia nutre las raíces del viejo roble con décadas de historia en sus ramas, pero siempre ávido de nuevas generaciones dispuestas a trepar a lo más alto de su copa o hasta donde el cuerpo aguante.

A sus tres años de vida se les pide el gran esfuerzo de des-apegarse de sus figuras de referencia, sus lugares de acomodo y de sus hábitos de seguridad. La respuesta de muchos de ellos responde a las exigencias del reto con el dolor por bandera y el llanto como expresión visceral. Por suerte, y para tranquilidad de sus padres la escenificación del drama llega pronto al cenit, entre cinco y diez minutos, luego como si nada; doy fe.

Extraordinariamente hay casos que se quedan instalados en el desajuste de la nueva situación, añadiendo a lo anteriormente descrito algunos de estos síntomas: trastornos en el sueño, inapetencia, desarreglos intestinales, cambios en la conducta habitual, enuresis nocturna etc... Cuando esto sucede, el primer consejo a las familias es claro: no sufrir más de la cuenta para que, precisamente, no añadamos más sufrimiento del que ya hay. Los niños respiran rápidamente la preocupación de sus progenitores reforzando así su sensación. Y el segundo y más importante es el de afrontar de cara y sin atajos la tensión emocional a la que el niño está sometido con diálogo. Un diálogo terapéutico que debe esperar a cuando el niño esté tranquilo en el hogar, aportándole un buen ramillete de frases balsámicas donde apoyarse a la mañana siguiente, justo en ese difícil momento de afrontar toda una jornada. De esta manera también permitimos que no haya una desconexión total entre casa y escuela. Le recordamos en pequeñas dosis y en entorno favorable lo que está pendiente de superar. Ayuda llegar a pactar, que no chantajear. La recompensa entendida como tal, motiva y traza el camino a seguir.Sin embargo,  no ayuda instalarse en la huída del problema. Obviar lo que tanto está costando superar como si así se evaporase o se resolviese solo.

Si el problema perdura más allá de los dos meses (un mes es un tiempo razonable para una "total" adaptación al entorno eescolar) desde la incorporación es muy aconsejable ponerse en contacto con el tutor y/o la psicóloga del centro para ver qué puede estar pasando y qué hay detrás de una adaptación tan cuesta arriba.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Be happy at school...!

¡Feliz regreso a tod@s! ... Y recordad... Niños y profes pasamos más horas productivas juntos en el colegio que en nuestras propias casas... ¡La escuela es también nuestra casa!... Hagamos de ella un hogar feliz cada día de este curso escolar 2012-13. 

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