viernes, 22 de julio de 2011

Carta abierta a mis primeros alumnos


De la vocación de las personas poca gente habla , pero miles de jóvenes se encuentran en dicha encrucijada estos días.


Mi primera promoción de alumnos ha terminado su bachillerato este curso escolar. Es curioso, al mirarles encuentro con facilidad natural sus caritas de antaño. Recuerdo al detalle expresiones faciales, temores y genialidades de cada uno de ellos. Para algunas cosas el tiempo parece quedar suspendido. A ellos les dedico esta carta desde el sentimiento de que siempre serán mis alumnos de una manera u otra.

Carta abierta a mis alumnos de infantil de la promoción 1996-1999

Queridísimos alumnos míos,

Una vez dejadas atrás horas de preparación, y diluidos los nervios dedicados a cumplir el trámite de la Selectividad, os encontráis llamando a las puertas de las Universidades del país; no sin antes sortear las décimas que os alejan o no de lo que creéis será vuestra vida. Es sin duda un momento de decisión. Del camino emprendido dependerá qué vida, de entre todas las posibles en paralelo, verá definitivamente la luz.

Personalmente y con ánimo de quitarle hierro al asunto, os diría a cada uno de vosotros que tampoco es para tanto. Al ser humano siempre le queda la posibilidad de rebobinar y de reedificar su existencia, aunque siempre con el permiso del orgullo por un lado y de la sinceridad con uno mismo por otro. Es la versión adulta de una de mis frases favoritas: -"Al colegio uno viene a equivocarse". ¿La recordáis? A mí me sigue valiendo como el primer día.

El camino siempre suele ser más interesante que el propio destino. Es más, a veces es bueno perderse por el camino para asegurarse de la veracidad de la alegría de haber llegado.Por mucho que sopesemos una ruta u otra, el encuentro (aleatorio e imprevisible) determinará dónde al fin descansarán nuestros pies después del recorrido. Por eso es tan importante dedicar tiempo a ponderar bien nuestra dirección con el mapa en la mano, como a prepararse para estar atento a los signos y a ser flexible con uno mismo en medio de la ruta: satisfaced vuestras curiosidades y no le tengáis miedo al lobo... que en realidad hay pocos y no suelen ser tan fieros. Durante la travesía siempre practicad el Carpe diem, es un buen antídoto para los desencantos.

Cierto es que los tiempos que corren no son nada alentadores (mundo laboral), y quizás por ello sois más libres.Ya no existen carreras refugio.Ya ningún papel os asegurará nada. Sólo os tenéis a vosotros mismos, a vuestras ganas de aprender y a vuestras ganas de ser. Elegid pensando en vuestra realización personal. Es más fácil de lo que parece; sólo tenéis que contestar a la pregunta ¿Haciendo qué cada día de mi vida seré feliz?. Y si no os da la nota para entrar a ese lugar de vuestra mente, trenzad una estrategia que os acerque lo más posible a vuestra intuición. Así terminé siendo yo vuestro profe de infantil y no me ha ido mal del todo ;).

Apelad a la vocación, a vuestra vocación. Cuento con que no caeréis en tan zafia trampa de acabar haciendo lo que alguien ajeno a vosotros mismos ha pensado que sería bueno. Admitid consejos, nunca imposiciones cuando lo que está en juego es vuestro día a día. Si todavía no tenéis clara vuestra vocación (hecho totalmente normal a vuestra edad), tengo una cita del mismísimo Aristóteles que os puede encender una luz.La dejo para el final por su calado.

Me conmueve pensar que algunos de vosotros podréis ser mis compañeros a la vuelta de unos pocos de años. Se me antoja la mejor manera de completar un ciclo para un profe de infantil: asistir al proceso de Enseñanza-Aprendizaje de la lectoescritura en unos niños de la mano de alguien a quién uno enseñó en tan crucial aprendizaje de la vida. Sería asistir a la máxima eclosión de mi propia vocación... Aquella que un verano de no hace tanto tiempo yo perseguí un poco pensada y un poco impuesta por las circunstancias, con su ineludible componente azaroso y modificada a cada paso del camino al principio y todavía en movimiento.

Para los que no habéis llegado al final del recorrido formalizado por la historia y la sociedad en la que vivimos, tan sólo deciros que las personas más interesantes e inteligentes que conozco o no llegaron a pisarla o no terminaron en la Universidad aquello que ésta había programado para ellos. No sois menos que nadie, créedme. El valor de las personas está muy por encima (o a veces muy por debajo) de lo que un papelote testifica. Estáis todavía a tiempo de todo, de todo.

Me despido de vosotros deseándoos a todos lo mejor del mundo y la mejor de las suertes.Recibid un enorme abrazo de vuestro profe y contad siempre conmigo para todo lo que esté en mi mano.

Tu vocación reside ahí donde se cruzan tu talento y las necesidades del mundo.

Aristóteles


4 comentarios:

  1. Hola, al leer la carta a tus primeros alumnos, me viene a la mente el día que nos encontramos mi hija y yo a su primera profesora. Ella, su profesora o mejor dicho maestra, la recordaba perfectamente, coincidentemente, también mi hija, que hoy tiene 16 años, perteneció a sus primeros alumnos. Recordaba a "su secretaria" como ella la llamaba. Creo que siempre la recordaré como la mejor profesora que ha tenido. Dulce, cariñosa, entregada. De hecho ahora mismo estoy viendo su imagen, ya que cuando terminó el ciclo con ella hicieron como una orla en donde está con casi todos los alumnos y la tengo expuesta en la salita.
    Puedo imaginar la satisfacción que debe dar ver como esos niños y niñas crecen y poco a poco se van haciendo mayores.
    Un saludo Maestro.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por la visita y comentar. Un saludo.

    ResponderEliminar
  3. Pronto estaré viviendo esa situación con mis primeros alumnos y espero sentir todo lo que me has trasmitido con tu carta, aunque seguro que no lo sabría expresar igual.

    ResponderEliminar
  4. Ya verás como es un momento especial... Despierta muchas cosas en uno. Saludos.

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...