jueves, 8 de marzo de 2012

Adiós, mi amor...


Hay momentos de esta profesión que no están pagados... bien por malos ;), o bien por extarordinarios. Hoy, en mi clase ha sucedido uno de estos últimos. He sido testigo de un gesto que creo no olvidaré jamás en mi vida. Paso a relatarlo.

9:35 AM- "Toc,toc.." (Llaman a la puerta, nosotros estamos en asamblea matutina).

-"Adelante..."
-" ¡Ah! ¡Hola profe!...¿Se puede?".
-"Pasa, pasa no te quedes en la puerta; estás en tu casa". Le digo.
-"Ni que lo digas... Sabes que he estado en esta clase los últimos veinticinco años por lo menos; hasta mi prejubilación, y es que este mes termino... del todo."
-"¿Ya?", le digo demostrando mi asombro. -" ¡Cómo pasa el tiempo!"
-"Ni que lo digas... pero tú eres joven todavía para decir eso". Nos sonreímos juntos.
-"Vengo a despedirme de ella".
-"Pues casi que me lo estaba imaginando, fíjate." Nos volvemos a sonreir juntos.
-"La tienes muy bonita". Me dice mientras le echa un firme y preciso barrido con ojos de maestra, de maestra sabia a la que no se le escapa un detalle en su medio natural.
-"Gracias, créeme que me halaga". Le digo de corazón.

Terminando esta última frase por mi boca, asisto maravillado a su lento acercamiento a la pizarra. El silencio en clase es sepulcral y dentro estamos 28 almas metidas. Con paso corto y solemne, como quien se aproxima a un altar, mi todavía compañera se acerca a la que fue su pizarra los últimos veinticinco años hasta casi toparse con ella. Primero la acaricia varias veces, y después la besa susurrándole al oído un gracias que todos hemos oído. Acto seguido se gira de nuevo hacia nosotros para despedirse con voz firme, sin tembleques innecesarios, con voz de maestra de las de verdad, de las de vocación. Y ha cerrado la puerta con suma delicadeza.
Los niños y yo, boquiabiertos, hemos continuado con lo que estábamos haciendo sin comentar nada. Casi que no hacía falta, porque todos, en la medida de nuestras posibilidades, hemos entendido que hemos sido privilegiados testigos de una magnífica representación del amor, del amor por una profesión, del amor por un trabajo bien hecho y edificante para la persona, del amor por la enseñanza...en definitiva del amor por los niños y su educación.

Gracias a tí, maestra y feliz descanso.

1 comentario:

  1. Amar lo que hacemos es tal vez un "seguro de felicidad" -mucho mejor que un "seguro de desempleo"-.

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...