No hace demasiado tiempo tuve la suerte de acompañar a un buen amigo en el momento del inminentemente nacimiento de su primer hijo. No sé si movido por el nerviosismo, la tensión o lo especial del momento le pregunté : -"¿Qué esperas de tu hijo? ¿Qué pides para su vida?..."
No tengo claro que le apeteciese demasiado contestarme, pues lógicamente toda su atención estaba puesta en otra cosa, pero lo hizo. Recuerdo su respuesta palabra por palabra como si esto hubiera sucedido esta misma mañana:
Sus palabras me siguen pareciendo sencillamente sabias y maravillosas.
Pasados unos meses, tuve la oportunidad de recordarle su respuesta. Él no recordaba con nitidez el momento y yo me alegré por poder transmitirle su propia clarividencia.
La conversación giró y giró y dió algunas vueltas más: me transmitió su temor a no poder hacer prácticamente nada para lograr que se hiciera realidad ese doble deseo en la persona que más quería del mundo.
Desde mi convencimiento intenté explicar que contrariamente a lo que nos han enseñado, uno puede entrenarse para ser feliz, uno puede aprender a ser feliz y si uno puede aprender a ser feliz, implica que otros pueden acompañar y favorecer ese proceso. Ahí es ná lo del ojo... ¿Hasta dóndenos implicaría esto?... Pues desde reconocernos mucho más propietarios de nuestra propia existencia y de cómo esta se desarrolla, hasta pedir desde ya una asignatura ,transversal o como quiera denominarse con título Educación para la felicidad. Queda tanto camino por hacer que asusta y motiva a partes iguales.
En próximas entradas seguiremos profundizando en la apasionante conquista de la propia y ajena :) felicidad.
*Hace ya unos años Eduard Punset en su mítico programa Redes abordaba este tema. En el encabezado de la entrada tenéis un suculento resumen pero si os apetece profundizar algo más pinchad los dos enlaces que siguen. Son altamente recomendables.
Redes- La búsqueda de la felicidad- 1ª parte
Redes-La búsqueda de la felicidad- 2ª parte
No tengo claro que le apeteciese demasiado contestarme, pues lógicamente toda su atención estaba puesta en otra cosa, pero lo hizo. Recuerdo su respuesta palabra por palabra como si esto hubiera sucedido esta misma mañana:
-"Sólo pido que sea una buena persona y... (marcado silencio) ... y que sea feliz."
Sus palabras me siguen pareciendo sencillamente sabias y maravillosas.
Pasados unos meses, tuve la oportunidad de recordarle su respuesta. Él no recordaba con nitidez el momento y yo me alegré por poder transmitirle su propia clarividencia.
La conversación giró y giró y dió algunas vueltas más: me transmitió su temor a no poder hacer prácticamente nada para lograr que se hiciera realidad ese doble deseo en la persona que más quería del mundo.
Desde mi convencimiento intenté explicar que contrariamente a lo que nos han enseñado, uno puede entrenarse para ser feliz, uno puede aprender a ser feliz y si uno puede aprender a ser feliz, implica que otros pueden acompañar y favorecer ese proceso. Ahí es ná lo del ojo... ¿Hasta dóndenos implicaría esto?... Pues desde reconocernos mucho más propietarios de nuestra propia existencia y de cómo esta se desarrolla, hasta pedir desde ya una asignatura ,transversal o como quiera denominarse con título Educación para la felicidad. Queda tanto camino por hacer que asusta y motiva a partes iguales.
En próximas entradas seguiremos profundizando en la apasionante conquista de la propia y ajena :) felicidad.
*Hace ya unos años Eduard Punset en su mítico programa Redes abordaba este tema. En el encabezado de la entrada tenéis un suculento resumen pero si os apetece profundizar algo más pinchad los dos enlaces que siguen. Son altamente recomendables.
Redes- La búsqueda de la felicidad- 1ª parte
Redes-La búsqueda de la felicidad- 2ª parte
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