domingo, 22 de mayo de 2011

Recetas de lluvia y azúcar


Aunque parezca mentira hemos tenido que esperar a la publicación del mítico libro de Daniel Goleman "Inteligencia emocional" para darle a las emociones la importancia que tienen en la vida del ser humano. Estamos hablando del año 1995. Hasta entonces las emociones quedaban relegadas entre la indiferencia y el rechazo, pasando por el desconocimiento. Un desconocimiento que ha provocado y sigue provocando mucho sufrimiento.

Afortunadamente, en apenas quince años la situación ha cambiado. La escuela se ha lanzado a la educación de los peques con las emociones muy presentes, y con el cuento como vehículo preferente para estos menesteres (Anótese que casi desde siempre se hizo así pero sin tanta intencionalidad, cosas de la intuición y el sentido común). Personalmente no me cabe ninguna duda de que estamos dando los primeros pasos al respecto, y dentro de no mucho docentes y padres contaremos con herramientas y/o metodologías mucho más eficaces, que responderán a lo que está llamado a ser un hito en la Historia de la Educación: la introspección y su gestión como parte fundamental de la Educación para la Felicidad.

Y mientras esos días de nueva escuela van llegando, tenemos la posibilidad de acercarnos al mundo de las emociones desde un punto de vista deliciosamente creativo. De la mano de sus autoras, Eva Manzano y Mónica Gutiérrez Serna nos adentraremos en las más variopintas emociones que el ser humano es capaz de generar desde prismas soprendentes y con lenguaje genuino.
Recetas de lluvia y azúcar es un libro de emociones tremendamente recomendable. Lo pueden empezar a entender los peques de 5 años en adelante, pero se lo puedes regalar a cualquiera que quieras bien. Y si a tí nadie te lo regala, regálatelo que te lo agradecerás.

Y por si acaso el vistante del jardín no se acaba de decidir de ir a la libreria del pueblo o a la biblioteca del barrio, me permito transcribir la Receta para ser un poco más feliz...

1- Seis huevos de vaca y un pollo volando.
2- Cacarear al batir los huevos.
3- Ponerlo todo en la sartén y lanzar la sal desde lejos; es bueno tomar distancia.
4- Darle la vuelta a la tortilla zapateando.
5- Invitar a comer a todo el que quiera, sin olvidarse de uno mismo.

P.D Servidor NO tiene el gusto de conocer a sus autoras (lástima porque tienen que ser realmente interesantes :) ), y tampoco se lleva ningún tipo de comisión. Simplemente ha tenido la suerte de toparse con algo que habla de lo de siempre como nunca nadie lo había hecho; y le ha llegado.

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