viernes, 25 de septiembre de 2009

Enviados


Siempre me he considerado fan de la saga del famoso boxeador de ficción Rocky Balboa. Sería capaz de enumerar de memoria numerosas escenas con su diálogo y todo por las veces que desde niño he visto las distintas películas. Pero si de todas me tuviera que quedar con una, mi elección sería más bien poco entendida, por su duración (mínima) y por su imporancia en la trama (casi prescindible).
Se desarrolla justo antes de los esperados combates contra Apollo Creed, y es cuando Rocky siente la necesidad de ser bendecido por el cura del barrio antes de subirse al ring. La bendición la recibe así, sin más, desde la ventana, sin preparativos ni romances...así le basta para saberse acompañado por el de arriba.

También desde niño he sentido especial interés y admiración por esos soldados de la Primera Guerra Mundial que, con rodilla en tierra recibían, entre silbidos de bala y deflagraciones de obuses, la bendición del presbítero de campaña justo antes de entrar en un combate. Muchos de ellos sabían que no volverían a ver el sol después de las horas siguientes. A pesar de todo no perdían ni su fe y ni su esperanza.

Recortando de mucho las distancias del dramatismo de los ejemplos anteriores, que he utilizado para introducir el tema:
Estos días de comienzo de curso escolar en las distintas Diócesis se realizan Misas de Envío para docentes que inician el camino de la rutina lectiva y no-lectiva. Aunque entiendo perfectamente a aquellos que prescinden del acompañamiento divino (además con los tiempos que corren son absoluta mayoría) a mí me gusta saberme en esa compañía trascendente , que a ratos da otra dimensión a todo lo humano que hago. Soy consciente de que quizás solo entiendan esto aquellos que vivan su vida desde este paradigma de fe. Del resto siempre cuento con su respeto.

Normalmente, mi relación con el Jefe es como la de Rocky : intensa pero informal. Este año, me he decidido a asistir al acto institucional y me ha sentado bien. Os deseo a todos un curso cargado de bendiciones en vuestras vidas. Amén.

2 comentarios:

  1. A veces sabemos bien poco de lo que sucede en los 'jardines interiores' de aquellos a los que acompañamos casi a diario en nuestra rutina laboral. Me alegro de esta inesperada entrada. Yo también estuve allí y también me sentó bien...

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