jueves, 29 de diciembre de 2011

TOP 10 2011




Se acerca el fin de año. Debo reconocer que el 12 me dice mucho más que el 11; así que espero me perdonen el exceso de positivismo que embarga mis venas a escasas horas de decirle adiós al guarismo de la simetría. Antes, cumpliré con otras de las buenas costumbres del jardín... Repasar lo más notorio del año en este blog y someter a la voluntad soberana qué contenido ha sido mejor valorado por habituales y ocasionales de este rincón de la web.

Los nominados son (son todos enlaces para facilitar el acceso a las diferentes entradas)...

1-
La NOCHE de la FE y la INOCENCIA (Enero)

2- VISIONARIOS (Febrero)

3-
PENSAMIENTOS INFANTILES recurrentes... (Marzo)

4-
ELOGIO al SENTIDO COMÚN (Abril)

5-
BINOMIOS INTERIORES IRRECONCILIABLES (Abril)

6-
PENSAMIENTOS INFANTILES II recurrentes... (Mayo)

7- SINCRONIZACIÓN BIOLÓGICA (Mayo)

8-
CARTA ABIERTA a mis PRIMEROS ALUMNOS (Julio)

9-
¡ CORRE, Forrest, CORRE! (Julio)

10-
ERRAR la MAYOR (Noviembre)


¡Ya puedes votar por tu entrada favorita del 2011! --------->
¡Te lo agradezco!

¡¡ Y FELIZ AÑO NUEVO !!

domingo, 25 de diciembre de 2011

Feliz Navidad 2011


Os deseo una FELIZ NAVIDAD a todos los vistantes y habituales del jardín.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Salmo 23


Un buen amigo ha emprendido largo viaje ayer. Preparó su partida durante tiempo y en ese proceso se fue desponjando de objetos y cargas hasta dejar en la mochila lo imprescindible. Era sabio y la vida lo hizo más. No hace mucho me dijo que todo lo que necesitábamos en la vida era el Salmo 23... y yo no soy quién para guardarme tal revelación. Amigo,maestro, descansa en Paz y buen camino, te quiero... ¡Ultreia et suseia!

domingo, 11 de diciembre de 2011

Otro error mayor


Es bien sabido que la memoria juega malas pasadas. Dicen de ella que es selectiva, autónoma e imprescindible. Yo añado que es a ratos caprichosa, por momentos injusta, y a veces cruel con su dueño. Si un hecho puede ser traumático en su suceso, la memoria es la encargada del ensañamiento a corto y medio plazo, y del tormento con el paso de los años. Y es así como la memoria, normalmente a nuestro servicio, en ocasiones se erige como una de nuestras peores enemigas, empujándonos hacia bucles de error casi diabólicos.

En materia educativa y salvando la distancia pasa un poco lo mismo. No es infrecuente encontrar progenitores que aún siendo conscientes de lo años transcurridos, son incapaces de ordenar -en el sentido literal de la palabra- los distintos filtros en consonancia con la distintas cortezas de madurez vividas. Me explico. Muchos padres tratan a sus hijos tal y como les hubiera gustado que les tratasen a ellos en su día. Eso sería estupendo si no fuera porque se situan en cómo ellos creen que recuerdan que les hubiera gustado que les tratasen en sus años adolescentes o cercanos a estos. Es un error mayor. Es un error devastador como el que nos ocupaba hace unas semanas (el padre que quiere ser amigo por encima de todo).

Partir de esta premisa tiene consecuencias inmediatas: moldea día a día el que llamaremos niño sobreescuchado, que para mala noticia de sus padres irá acumulando una serie de handicaps para su vida tan nocivos como el niño poco escuchado. La impertinencia espera a la vuelta de la esquina.
Tampoco es infrecuente encontrar en familias que funcionan bajos los efectos de este recuerdo una autoridad familiar desdibujada o inexistente. Sin autoridad en los primeros años de vida, no hay límites, sin límites no hay proceso educativo alguno, sin proyecto educativo para un hijo sólo queda cerrar los ojos y encomendarse a la Milagrosa.Triste terminar así cualquier aventura.
Y por último, y desde mi observación, he podido comprobar cómo acaban siendo niños apáticos y desmotivados. Es normal. Les han permitido quemar etapas y consumir todo tipo de contenidos hasta esquilmar toda posibilidad de novedad y/o aliciente. Es lo que tiene vivir deprisa cuando se es niño... que no te dejan serlo; que te privan de tu jardín de los años de la inocencia. Y eso, por desgracia, no sale gratis.


¿Y tú, te has preguntado si la memoria no te la está jugando con tus hijos?


sábado, 3 de diciembre de 2011

Yo he estado allí...


Esta semana, una de las mañanas me tenía reservado el que creo será el chiste del año en mi clase. No porque no espere alguno más, que los habrá; es que este me parece muy, muy bueno.

En mi clase, estamos sentados en asamblea sobre 09:20 A.M... ... ... (No recuerdo como llegamos a este punto de la conversación pero el caso es que llegamos)...

Niño 1: Profe, a mis papás les gusta mucho la ópera.
Profe: ¡Qué interesante! ¿Y a tí te gusta? ¿Escuchas ópera con ellos?
Niño 1: ¡Sí!...Bueno, no. A veces.

Niño 2: ¡Opera! Yo conozco...Espera que pienseeee...¡La Ópera de Sydney!

Profe: Efectivamente...Eso está muy lejos, pero debe ser un edificio muy bonito.

Niña: Yo he estado allí...
Profe: :O ¿Ah, sí? :O ¿Has ido con tus papás a Australia?

Niña: Sí, a Sidneyland Paris...
Profe: :D :D :D :D ¡Me encanta! No me imagino a Mickey cantando La Traviata pero vale... :D:D:D

Por supuesto que pasadas las risas le he explicado dónde residía su genial error, pero no sin antes agradecerle este momentazo de aula inolvidable. ¡Gracias reina!

viernes, 25 de noviembre de 2011

Errar la mayor


Errar la mayor. Tú NO eres amigo de tu hijo, eres mucho más que eso.

Hace unos días tuve una entrevista personal con padres y lo volví a escuchar... -"Yo es que soy muy amigo de mi hijo, ¿sabes?".
A pesar de que mis oídos han oído esas palabras ya unas cuantas veces y de bocas distintas, no dejan de chirriarme por lo equivocadas que son. Pensar así es equivocarse de raíz; construir la casa con cemento atiborrado de arena; sembrar un viento que puede terminar en huracán.

Aunque pueda parecer muy chic entender, pensar y expresar así la base de la relación paterno-filial, detrás se esconde una "mortal trampa" para incautos: aceptar que no hay ascendencia.
En el difícil y largo proceso que es la educación de un niño tiene que haber necesariamente sentimiento de ascendencia, hecho que no sucede en una relación de amistad. Los amigos se situan en la misma línea; son la máxima expresión de la igualdad con uno mismo. Los padres no deberían situarse en ese mismo escalón. Les está reservado el peldaño por encima siempre (o por lo menos debería), incluso en esos momentos de camaradería entre padres e hijos. Es más; es absolutamente necesario que a los ojos del niño y en su interior acepte y vea a sus padres (y otros educadores) como una autoridad fiable por predecible, coherente por justa y cálida por cercana... pero AUTORIDAD al fin y al cabo.
En los primeros años del infante el juicio de los adultos que tiene más cerca es la medida del mundo. ¿Qué seguridad aportaría adentrarse en lo inexplorado de la mano de alguien que sabe lo mismo que uno mismo? -Ninguna- A todos nos gusta rodearnos de expertos cuando lo que está en juego es nuestro sentimiento de seguridad y supervivencia. Y crecer bajo el paraguas de la seguridad es sinónimo de crecer con una autoestima a prueba de traqueteos. Quizás al optar por ser más amigo que padre de un hijo , se esté optando inconscientemente por el desasosiego que crea vivir fuera del abrigo de la seguridad y por extensión quedar expuesto a una baja autoestima. Ingredientes todos ellos de un predecible naufragio vital con multiples formas y variantes a la vuelta de unos pocos años , en la adolescencia.

Hay lugares en el interior de la persona que están reservados a los amigos y donde los padres nunca deberían de llegar. Pero hay otros lugares donde sólo los padres pueden llegar y sólo se llegará a ellos si se opta por eso, por ser padres y no otra cosa.

Estimado lector, si eres padre no permitas que algún día tu hijo te diga aquello de yo no quería un amigo, quería un padre...

viernes, 18 de noviembre de 2011

El poder de la observación activa


Esta mañana, llegando al final de la misma una niña de clase se ha acercado y hemos mantenido una conversación más o menos así:

-"Profe, no sé porqué te hiciste profe de infantil".
-"Porque me gusta". Le he contestado. -"¿A qué viene esa pregunta?"
-"Porque trabajas mucho. Somos muchos niños y te pedimos muchas cosas".

-"Cierto. Pero me gusta igual. ¿Y tú de mayor que quieres ser?".
-"Peluquera".

-¡Uy! Las peluqueras también trabajan mucho. Yo tengo una amiga peluquera y la veo siempre muy atareada".

-" No tanto".
Se ha sonreído y se ha ido.


Mi pequeña alumna tiene cinco años. Me ha gustado mucho su actitud por dos motivos:

1- Observa lo que le rodea, saca conclusiones y se las aplica a su propia existencia. Síntomas inequívocos de empatía e inteligencia emocional.

2- Convencida de sus conclusiones y elegante en la discrepancia. Síntomas inequívocos de altas dosis de autoestima en forma de asertividad.


Me da que mi pequeña alumna va muy bien encaminada en el juego de la vida. Le deseo que la propia vida se lo respete.
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